Cristina Carvalho quiere saber "dónde van a morir los poetas" y Yeats le sirve como motivo para una pregunta aún mayor...
En noviembre de 2022, cuando la editorial Relógio d’Água publicó el libro W. B. Yeats: Onde Vão Morrer os Poetas – novela biográfica, además de la curiosidad, lo que más incitó a su lectura fue su categoría tipológica: “novela biográfica”. ¿Qué significa esta denominación? ¿Cómo se lee una novela que es también una biografía y, cuando lo es, parece poner en suspenso la categoría de "novela"? ¿Por qué no llamarla biografía novelada? O, para resolver cuestiones teóricas, ¿por qué no llamarla ficción biográfica? Es cierto que toda novela, por naturaleza, ya es una ficción. Del mismo modo, una biografía, al ser escrita por alguien que posee un conocimiento frío y analítico del biografiado, no deja de recurrir a ciertos elementos de ficcionalidad, precisamente para darle a la biografía lo que se espera de ella: escenas arriesgadas de una vida, episodios patéticos, peripecias que justifican la singularidad de una existencia.
El hecho es que Cristina Carvalho, en el edificio literario que ha ido construyendo durante décadas, nos ha ofrecido en los últimos años biografías transformadas en novelas sobre algunas figuras de la cultura y literatura europeas que, en nuestro ámbito, aún necesitan ser leídas con más regularidad: no solo Strindberg y Selma Lagerlöf, sino también Yeats. Para quienes se interesan en cuestiones teóricas sobre la construcción de un texto narrativo, el volumen dedicado a Yeats es un compendio de lecciones sobre cómo establecer los puntos de vista, las perspectivas y los prismas no solo del biografiado, sino también del biógrafo. El efecto de verosimilitud guía el tono de la narración: confesional, intimista, con apreciaciones y comentarios de la instancia narrativa que cuenta sobre Yeats y dialoga con él. O habla sobre él, comentándolo. Para quienes desean descubrir el mundo de este gran poeta europeo (y sumergirse en su asombroso universo) y disfrutar de unas horas de lectura de gran calidad, este libro es imperdible. Más aún porque introduce en su subtítulo una de las estrategias ocultas de la propia ficción que se nos revelará como verdad.

Cristina Carvalho quiere saber dónde van a morir los poetas, y Yeats le sirve como motivo para una pregunta aún mayor: comprender de qué manera la vida de un poeta está predeterminada —como no ocurre de manera tan evidente en otros seres humanos— por la certeza inexorable de la finitud. En el caso de Yeats, una vida que transcurrió en paralelo con la vida colectiva de Irlanda. Debido a este hecho, se trata también de una curiosa aventura novelesca. Cristina Carvalho traza, en un discurso en primera persona donde se cruzan las voces de la autora que moldea su personaje y la voz del personaje que da cuerpo a la voz autoral, el destino de un hombre que es, en esencia, el destino de un poeta que encontró su piedra fundacional en portugués con la traducción de José Agostinho Baptista.
Premio Nobel de Literatura, apasionado por la teosofía, gran creador de La isla del lago de Innisfree (símbolo y emblema de su esencia como hombre de letras), editor de la poesía de William Blake, presidente de la Irish National Dramatic Society, alguien que conoció a Ezra Pound y que, en 1914, publicó la primera parte de su autobiografía para, un año después, rechazar un título honorífico otorgado por su gobierno. El creador incomparable de Byzantium (1930), un viajero incansable que, en sus últimos años, se dedicó a editar el Oxford Book of Modern Verse (1892-1935), al mismo tiempo que traducía los Upanishads al inglés. Todo esto es narrado, o sugerido de manera sagaz, en un libro que resulta un objeto de lectura sumamente estimulante.
"Mi Willie", así lo llama la narradora (Cristina Carvalho, con esa nota afectiva que acerca las voces de la ficción), y desde el principio deja claro su propósito:
"Este no es un estudio ni un tratado exhaustivo sobre la vida de William Butler Yeats. Solo quiero dar a conocer a alguien que dedicó toda su vida a la poesía, al teatro, a la cultura más enraizada en el espíritu celta de su tierra irlandesa: leyendas, historias antiquísimas, canciones, bailes y creencias”.
Dar a conocer a alguien que revivió cierta aura mítica y heroica de un pueblo que, sin Yeats, siempre habría sido incompleto. Se trata de representar las fases que, para la autora que es también lectora, justifican el propósito del volumen: saber dónde van a morir los poetas.
Esta no es una cuestión menor. Al recrear en primera persona la figura del autor de A Vision (1925), se pone el dedo en la llaga de la creación literaria: escribir es, casi siempre, una forma de burlar la muerte, de posponerla o de eternizar lo efímero. Entre el abismo llamado Maud Gonne y ese otro lado de la belleza llamado Iseult (quien lea el libro de Cristina Carvalho verá a qué enigma y peligro me refiero), se encuentran la poesía y la fidelidad jurada.
¿Dónde van a morir los poetas? Para Camilo Pessanha, poeta simbolista portugués, irán a ese "lago oscuro y silencioso de juncos", donde se lanzan las imágenes que nunca se detienen. En el caso de Yeats, la muerte tiene un nombre: Sligo, una especie de axis mundi al que la poesía de este místico, que tanto fascinó la imaginación novelesca de Cristina Carvalho, siempre quiso regresar.
Rara vez he leído un libro en el que, sin pudor y con enorme complicidad, un autor pudiera decir, como en la historia de Cathy y Heathcliff: "Él soy yo". Es decir: Cristina es Willie. Willie es Cristina.